En los inicios de la revolución industrial las condiciones de vida de los obreros fueron muy difíciles.Sometidos a extenuantes jornadas de trabajo en fábricas, sin condiciones de higiene y seguridad, percibiendo bajos salarios, carecían de derechos laborales y de seguros de jubilación o paro. Constantemente estaban expuestos a caer en la mendicidad.Vivían hacinados en barrios miserables junto a las fábricas y minas. Fueron discriminados salarialmente por razón de sexo y edad, siendo las mujeres y niños los peor remunerados.
Además eras prescindibles,porque la gente no estaba cualificada y abundaba la mano de obra.
Con una economía fundamentada en una agricultura de escasos rendimientos, el crecimiento de la población estaba condicionado por las buenas cosechas. Cuando eran
malas, la mayoría de la población pasaba hambre. Si éstas se sucedían en el tiempo,entonces la mala alimentación debilitaba el organismo y muchos enfermaban. Al no existir una medicina que curase las enfermedades epidémicas, la muerte se adueñaba de muchas personas. Todo ello se compensaba, en parte,con una alta tasa de nacimientos, aunque muchos niños morían en el parto o en los dos primeros años de vida.
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